Friday, August 31, 2007

COLON Y LOS OVNIS




Al emprender su primer viaje hacia lo entonces desconocido, el 3 de agosto de 1492 en Sanlúcar de Barrameda, Colón podría esperar encontrarse con cualquier cosa en el camino. Mitos milenarios acerca de lo que esperaba a los barcos que se aventuraban tras las columnas de Hércules, muchos de ellos inventados por los fenicios tres mil años antes a propósito para asegurarse el monopolio marítimo de dichas rutas, habían mantenido convenientemente alejados a los navegantes europeos de las rutas del Atlántico hacia el oeste.
Sin embargo, en la bitácora de Cristóbal Colón en su primer viaje (compendiada por Fray Bartolomé de las Casas) aparecen dos anotaciones que dan cuenta de situaciones extrañas, que algunos han asociado con eventuales encuentros de su expedición con OVNIs. Aun siendo escépticos frente al tema, resulta difícil explicarlas convincentemente.
Así, el sábado 15 de septiembre de 1492, a 9 días de haber zarpado desde la última tierra firme (Islas Canarias), la bitácora de Colón relata textualmente:
"navegó aquel día con su noche 27 leguas camino al Gueste y algunas más. Y en esta noche al principio de ella vieron caer del cielo un maravilloso ramo de fuego en la mar, lejos de ellos 4 ó 5 leguas".
¿qué arco de fuego cayó al mar ese día? ¿un meteorito? ¿qué efectos tendría sobre la supersticiosa tripulación, ya bien adentrada en mar desconocido? No hay más indicios en la muy técnica bitácora de Colón.
La segunda lectura extraña data del 11 de octubre de 1492, horas antes de visualizar tierra americana por primera vez.

"Después del sol puesto, navegó a su primer camino, al Oeste, andarían 12 millas cada hora, y hasta 2 horas después de medianoche andarían 22 millas, que son 22 leguas y media. Y porque la carabela Pinta era la más velera e iba delante del Almirante, halló tierra e hizo las señas que el Almirante habia mandado. Esta tierra vió primero un marinero que se decía Rodrigo de Triana; puesto que el Almirante, a las diez de la noche, estando en el castillo de popa, vio lumbre, aunque fue cosa tan cerrada que no quiso afirmar que fuese tierra" (...) "después de que el Almirante lo dijo, se vio una vez o dos, y era como una candelilla de cera que se alzaba y levantaba, lo cual a pocos parecía ser indicio de tierra".

Efectivamente, sí era tierra. Pero, ¿qué era esa luz que subía y bajaba en el cielo? ¿una fogata encendida por los nativos de la isla de Guanahaní, observada en la oscuridad de la noche? Parece una buena explicación, pero veamos el análisis más prolijo de la situación hecho por Iván Benítez, hijo del famoso escritor español J.J. Benítez.
Según el diario de Colón, desde la diez de la noche del día 11 de octubre (hora en que Colón vio dicha luz en el horizonte) y las 2 de la mañana del día 12 (hora en la que Triana divisó tierra), las carabelas navegaron a razón de 12 millas por hora (48 millas italianas en 4 horas). Cuando se avistó tierra, se estimó que ésta se hallaba a unas 2 millas de la Pinta, tras la cual se estima que la Santa María la seguía a no más de 2 millas. Es decir, al momento de ver la luz, la Santa María se hallaba a 14,5 leguas de la isla (80 km) de distancia. Esto equivaldría a divisar una fogata en la playa de Papudo mirando desde el mar, a la altura de Valparaiso. ¿dificil, no? Y además, cálculos de la Armada española considerando su latitud, la luz debiera haber estado a una altura de 425 mts para ser divisada a esa distancia; sin embargo, la altura mayor en la isla Guanahaní (San Salvador, Bahamas) son apenas 43 mts.
Si creemos en la existencia de los OVNIs, no nos suena raro observar que los OVNI acompañan a la humanidad en sus grandes momentos históricos. No sería la primera vez.

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Wednesday, August 15, 2007

LA BIOQUIMICA DEL AMOR II :
LAS FEROMONAS




Si alguno de ustedes vió recientemente en el cine o leyó el libro de Patrick Suskind en el que se basa dicha película, El Perfume, habrá reparado en la escena en la cual el perfumista Grenouille lanza al público que asiste a su ejecución, unas gotas del perfume que acababa de fabricar macabramente, produciendo al instante un inesperado efecto de atracción sexual irrefenable entre todos los asistentes, que los llevó a expresar dicho impulso masivamente y con quien se encontrase a su lado. Más de alguien se habrá preguntado ¿existirá un perfume capaz de generar una atracción tan potente e inmediata? La respuesta es: sí existe en la naturaleza unas sustancias capaces de despertar una reacción en el mismo sentido, aunque no tan intensa ni inmediata como la mostrada en la película, incluso en el ser humano : las feromonas.

Las feromonas son sustancias producidas por los mamìferos e insectos, destinadas a comunicarse, vía olfatoria, con otros miembros de su misma especie. A través de ellas, se pueden transmitir mensajes tales como pertenencia madre-hijo, advertencias territoriales, regulaciones menstruales en las hembras o atracción sexual. Este hecho es conocido desde hace varias décadas e incluso es aprovechado y manipulado dentro de algunas especies con fines industriales. Se han usado, por ejemplo, para engañar y desviar plagas de insector, alejándolos de los cultivos de alimentos y flores.
Pero las feromonas humanas fueron descubiertas y aìsladas recién en 1986.
Fueron los trabajos de investigación de la Dra. Winnifried Cutler , una investigadora en el campo de la Biología de Haverford, Pennsylvania, desarrollados entre 1975 y 1986, los que permitieron identificar y aíslar dichas feromonas. Al hacerlo, la Dra Cutler decidió combinar la investigación científica con los negocios, fundando el Athena Institute que fabrica y distribuye la Athena Pheromone 10X para hombres, y la Athena Pheromone 10:13, destinada a mujeres, con el objeto de aumentar la atracción hacia el usuario por parte miembros del sexo opuesto.


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Se ha demostrado que estas sustancias inodoras e incoloras, producidas por las glándulas apocrinas de la piel humana, pueden provocar diferentes respuestas en otras personas, tales como regulación de comportamientos y secreción hormonal, regulación de la fertilidad, regularidad de los ciclos menstruales, una menopausia más suave y, por cierto, atracción sexual. En 1998, Stern y Mc Clintock, en un trabajo publicado en la prestigiosa revista Nature, demostraron que la conocida sincronía de los ciclos menstruales que se produce entre mujeres que comparten una misma pieza o viven en un internado, se debe a las feromonas.
En 1987, W. Cutler realizó su primer estudio cientificamente impecable en 20 mujeres, demostrando que la aplicación de unas gotas de feromonas femeninas 3 veces por semana entre la nariz y el labio superior , aumentaba la frecuencia de los contactos sexuales semanales con su pareja. El mismo estudio, esta vez realizado en 1998 en 28 hombres a quienes se aplicaban gotas de feromonas masculinas en su aftershave durante 8 semanas, demostró un 47% de contactos sexuales contra 9,5% en quienes se aplicaba placebo (una sustancia inocua); un aumento de las citas románticas (35% contra 9,5%) y de besos (41% contra 14%, respectivamente).
Durante muchos años se sospechó que esta interacción con estas sustancias inodoras de cuya presencia no nos percatamos concientemente, ocurría en el órgano Vomero nasal, situado cerca del epitelio olfatorio, que transmitía este mensaje directamente al hipotálamo. Sin embargo, un estudio de Catherine Dulac (2005), del Howard Hughes Institute, logró demostrar en ratones que las feromonas son reconocidas por el epitelio olfativo (el mismo que capta los olores) y no por este organo vómeronasal, siendo hacia el primero exclusivamente donde se observan conexiones nerviosas con zonas productoras de la hormona LHRH.
ubicación del organo vomeronasal y el
epitelio olfatorio

¿Qué les parece? Algunas atracciones inexplicables, tal vez se puedan entender en base a las disimuladas..feromonas.

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