Saturday, May 19, 2007

EL MARTIRIO DE BARBASTRO:
UNA TRAGEDIA INEXPLICABLEMENTE CALLADA





Hace unos años, mientras visitaba el pueblo de Andacollo, 4° Región, al entrar al Templo Antiguo de la ciudad, encontré una capilla decorada con pinturas y explicaciones acerca de un acontecimiento del que hasta entonces nunca había escuchado: el martirio, en pleno siglo XX y en la católica España, de 51 sacerdotes y seminaristas católicos víctimas del odio de las fuerzas republicanas (comunistas) en la localidad de Barbastro, Huesca. Llamaba la atención ver las imagenes reproducidas de los jóvenes siendo subidos a un camión, mientras cantaban alabanzas a Dios sabiendo bien cuál sería su próximo destino, perdonando en voz alta a sus futuros verdugos, quienes los trasladaban a una carretera para fusilarlos.
Con el tiempo e Internet, pude ir averiguando cómo y por qué se produjo esta insólita matanza, digna de la época de los romanos y del Coliseo, y por qué nunca se escucha hablar de ella. Más bien acostumbramos a que se nos presenten de tiempo en tiempo películas españolas que muestran a los soldados republicanos como héroes luchadores frente a los "malignos" soldados de Franco, y nunca como verdugos de sacerdotes y monjas católicas desarmados. De hecho, estos monjes corresponden sólo a una infima cifra de los 6.832 católicos laicos y religiosos, muertos por la persecución religiosa anti católica desarrollada en España por el comunismo entre 1936 y 1939, de acuerdo a las investigaciones del Obispo Antonio Montero.
Pero, veamos cuál es la historia de Barbastro.
Tres días después del levantamiento nacionalista del general Francisco Franco contra la república comunista española, es decir el 20 de julio de 1936, 59 misioneros claretianos fueron detenidos en su Casa por la autoridad republicana, mientras afuera una multidad agresiva de partidarios comunistas pedía a gritos la muerte de aquellos frailes y el aniquilamiento de la religión: "¡Hay que acabar con todos!".El supuesto cargo era el de albergar armas dentro de la Casa, la cual fue registrada minuciosamente sin encontrar arma alguna, pese a lo cual se los trasladó a la vecina Escuela de los Escolapios, adonde se les mantendría encarcelados por casi un mes en un salón de 150 mts2, en tanto que los 3 superiores de la congregación eran trasladados a la Cárcel municipal.
Estuvieron encerrados durante largos días, con escasa agua y durmiendo hacinados en el suelo, con repetidas amenazas falsas de fusilamiento casi a diario. Al preguntarles las causas de tanto odio, los funcionarios comunistas repetían: "No odiamos vuestras personas. Odiamos vuestra profesión, vuestro habito negro, vuestra sotana".
El ambiente en el interior del encierro se conoció gracias a los relatos de 2 estudiantes argentinos que fueron liberados unos días antes del desenlace final, y de los escritos que dejaron los seminaristas mártires en paredes, maderos y papeles que encontraban. Estos reflejaban alegría por morir por la fe, perdón a sus verdugos y a los partidarios comunistas, quienes, dueños a la fuerza del lugar, se reunían para insultarlos a través de las ventanas del salón, ante la cobardía de los católicos del lugar. Comulgaban diariamente a escondidas, siendo llevadas las hostias ocultas en el canasto del desayuno. Incluso les llevaron un grupo de prostitutas, ofreciéndoles como forma de tentación ser liberados si se iban con ellas.
El 2 de agosto, pese a no haber encontrado delito alguno, fueron fusilados los 3 superiores y el Obispo de Barbastro, Asencio Barroso. Así comenzaba a cumplirse en Barbastro la consigna marxista: "de curas y frailes no hay que dejar ni simiente". El 12 de agosto eran llevados al fusilamiento los 6 monjes de mayor edad.
La noche del 12 al 13 iba a ser para algunos la última. Todos se habían confesado y rezado. Los estudiantes extranjeros habían oído las últimas confidencias y enjugado las últimas lágrimas. Todos se habían acostado. Aún no habían pasado las dos horas cuando, a media noche, se abrieron las puertas entrando milicianos con cuerdas ya ensangrentadas. "Atención, bajen del escenario los que tengan más de 26 años!". Como nadie los tenía nadie se movió. Tampoco de 25. Entonces mandaron encender las luces y leyeron los primeros veinte nombres. Detrás de cada nombre una voz firme: "¡Presente!", y bajaban del escenario. Formaban una sola fila en la pared mientras les ataban las manos a la espalda y los codos de dos en dos. "Todos estaban tranquilos y resignados: sus rostros tenían algo de sobrenatural que no es posible describir. En todos se notaba el mismo valor, el mismo entusiasmo; ninguno desfalleció ni mostró cobardía". Los que quedaban en el escenario contemplaban estupefactos la escena. Oyeron a algunos perdonar a los que les ataban, a otros les vieron coger del suelo las cuerdas, besarlas y dárselas a los que les ataban. Alguno gritó: "Adiós hermanos, hasta el cielo". Uno de los guardias comentó dirigiéndose a los que quedaban en el escenario: "Vosotros todavía tenéis un día entero para comer, reír, divertiros, bailar y hacer lo que queráis. Mañana a esta misma hora vendremos a buscaros como a esos y os daremos un paseíto a la fresca hasta el cementerio. Ahora, apagad las luces y a dormir". Las detonaciones fueron oídas por los que quedaban en el salón.
A pesar de las amenazas transcurrió todo el día 13 y 14 de agosto sin novedad. Cuando dormían durante la noche del 14 al 15 de agosto un grupo irrumpió en el salón. Todos se levantaron como un solo hombre. Quedó excluido el H. Ramón, cocinero de la comunidad. Se abrazaron mientras les ataban y les golpeaban. Era de noche cuando salían los 17 jóvenes del salón-cárcel. Iban cantando cuando subían al camión. De los golpes con el fusil uno cayó en el camión mismo. Colocados junto a un ribazo, unos de pie, otros de rodillas, unos con los brazos en cruz, otros con el rosario o un crucifijo entre las manos, escucharon la última proposición: "Aún estáis a tiempo. ¿Qué preferís: ir en libertad al frente o morir? Apagadas por las descargas se oyó: ¡MORIR! ¡VIVA CRISTO REY!". La soledad era casi absoluta.


Finalmente, el 18 de agosto fueron fusilados los dos ultimos monjes. Un monolito (arriba) recuerda el lugar de los fusilamientos.
Los restos de estos 51 mártires descansan en un mausoleo en la iglesia de Barbastro, y fueron beatificados por Juan Pablo II en 1992. "Estos Claretianos murieron por ser discípulos de Cristo, por no querer renegar de su fe y de sus votos religiosos".
Y murieron perdonando. Nada más opuesto a los que proclaman, con inexplicable orgullo : "Ni perdón, ni olvido".
Link donde se pueden leer los testimonios escritos por los mártires:
Mártires de Barbastro

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7 Comments:

Blogger cristian said...

51 sacerdotes asesinados en pleno siglo XX en España, que mueren rezando y perdonando, es lo más normal del mundo y carece de todo interés, no se molesten en comentar.

May 23, 2007 at 4:42 PM

 
Blogger Koke said...

El que estos crímenes no sean conocidos por el mundo responde a la gran máquina publicitaria de la izquierda. Demuestra una vez más la naturaleza aberrante del comunismo.

Es cosa de ver cómmo Chávez o Fidel despotrican contra la Iglesia Católica o contra el Papa.

May 27, 2007 at 6:49 PM

 
Blogger Marta Salazar said...

Gracias Cristián por contarnos de este caso, que no es único... tienes toda la razón en lo que nos dices sobre las películas, un abrazo!

May 28, 2007 at 4:25 AM

 
Blogger Bitácora de Laboratorio said...

Los crímenes de los comunistas no atentan contra los derechos humanos, según ellos. Es extraño que con 100 millones de muertos a su haber, aún exista un (por ejemplo) PC legal en Chile.

La justicia, por supesto es sólo cuando lso culpables son los del otro bando

May 28, 2007 at 9:45 PM

 
Blogger Marta Salazar said...

Rodrigo, no tienes blog?

June 1, 2007 at 10:08 AM

 
Anonymous Anonymous said...

Visiten memoria piamat donde encontraran mucho materail sobre la Guerra Civil Española.

bloganticomunista.tk

June 3, 2007 at 7:23 PM

 
Blogger Pablo said...

El año 1981, un hombra llamado Alí Agca, saltó de entre una multitud en la plaza San Pedro e intentó asesinar al Papa, el año 1983, el Papa lo visitó y perdonó, pero en la cácel. El perdón existe, pero por él no se puede desconocer la justicia, y la frase "ni perdón ni olvido" va dirigida justamente a que se haga de una vez por todas justicia ennuestro vejado país, es extraño (en las palabras de Rodrigo) que aún conociendo las torturas y muertes en el período de la dictadura, verídicas y comprobables y que se pueden leer en el informe valech, exista en chile gente que sigue apoyando ese oscuro período. Fueron 3000 sacerdotes muertos, mas miles de personas muertas a través de la dictadura, y los dos casos merecen justicia...

June 15, 2007 at 11:47 AM

 

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