LA CRUEL MUERTE DE UGOLINO DELLA GHERARDESCA

La maldad humana a veces trasciende incluso la propia muerte de la persona odiada. No sólo se trata de matar físicamente a la persona, sino que también se intenta matar su memoria, atribuirle rasgos de maldad o acciones que nunca llevó a cabo, cuando ya no puede defenderse de la injuria. Esto lo podemos ver ahora mismo, en nuestro propio pais, pero para ilustrarlo citaré un caso lejano y desconocido por muchos.

Nos remontamos a fines del siglo XIII, en la Italia medieval. Los acontecimientos se desarrollan en el marco de las guerras entre guelfos (partidarios de la intromisión del poder papal en el Sacro Imperio Romano-Germánico) y gibelinos (partidarios del poder absoluto del Emperador frente a los mismos temas), conflictos que, originados en Alemania, habían terminado por llegar a la Italia dividida en numerosas repúblicas independientes y rivales entre sí, que abrazaban la causa guelfa o gibelina según sus conveniencias y para contrapesar a las rivales, más que por convicción.
Ugolino della Gherardesca, conde de Donoratico, nació de familia gibelina en la primera mitad del 1200, y tuvo autoridad y posesiones en Pisa y Cerdeña. Pisa se caracterizó por ser una ciudad de dominio gibelino; sin embargo, en 1274, Ugolino se alió con su yerno Giovanni Visconti, guelfo de Milán, para apoderarse de Pisa y se cambió de lado, por lo tanto, hacia el partido guelfo, Pero su intento no tuvo éxito. Fue considerado traidor, encarcelado y condenado al exilio. En 1284 se le confió la flota de Pisa contra Génova y sus aliados de Lucca y Florencia, pero habiendo sido derrotado, para evitar la perdición de Pisa, cedió a los lucanos tres castillos y uno a los florentinos, por lo cual fue considerado traidor a la ciudad. En 1288 varias familias gibelinas guiadas por el arzobispo Ruggieri degli Ubaldini obtuvieron la primacía. Al año siguiente los pisanos eligieron al capitán de guerra Guido de Montefeltro. El arzobispo, principal enemigo político de Ugolino, diseñó a nombre de los pisanos un cruel y terrible castigo para él y su familia: los condenó a él, a sus hijos Gaddo y Ugoccione (de unos 50 años de edad) y a sus nietos Nano y Anselmuccio, que rondaban los 20 años, a ser encerrados en la Torre de Muda o de Gualandi (después llamada Del Hambre) hasta morir de hambre, tirando las llaves de la celda al río Arno que pasa por la ciudad. Tras una lenta y horrorosa agonía, se consumó la muerte de Ugolino y su inocente familia en febrero de 1289.
No conformes con aplicar esta cruel muerte incluso para los parámetros de la época, un gibelino militante como Dante Alighieri se dió el lujo de escribir, en su "Divina Comedia", Canto XXIII, que Ugolino se encontraba en el Infierno tras haber sobrevivido a toda su familia comiéndose sus cadáveres y cometiendo un infame acto de canibalismo: "la bocca sollevó dal fiero pasto" (la boca retiró del alimento cruel), escribió .Todo esto, sin prueba alguna de lo ocurrido en aquella oscura celda, transformó esta incomprobable calumnia en verdad oficial transmitida por la celebridad de su obra maestra.
Recientemente, entre el 2001 y 2003 un grupo de investigadores de la Universidad de Pisa, dirigidos por Franceso Mallegni, exhumó los restos de las víctimas sepultados en la iglesia de San Francesco de Pisa, y tras exámenes de ADN y de las costillas (que revelan los alimentos ingeridos durante los últimas semanas por el occiso) ,unido al hecho de que el conde sólo contaba con 3 dientes al morir, lo que le imposibilitaba el comer carne, concluyó que la leyenda sembrada por Dante no era verídica. 700 años de infamia recién aclaradas.
¿cuántos casos de distorsión histórica, sembrada con calumnias y repartidas con toda efectividad por la actual opinión pública, serán tal vez aclarados siglos más adelante, trastocando durante todo ese tiempo la "historia oficial" que los oportunistas del momento hacen creer a la opinión pública? No es necesario ir hasta Pisa para encontrarnos con mentiras fabricadas con mero interés político que se transforman en verdades oficiales. Basta salir a la calle o ver la televisión.
Y otra lección histórica: antes, la traición a la patria era un falta merecedora de los castigos más terribles. Otros tiempos.

Torre della Fame (del Hambre) a la derecha, unida al edificio contiguo en el siglo XVII por la Torre del Reloj. Pisa.