DE CARLOS PEZOA VELIZ
Tarde en el Hospital
Sobre el campo el agua mustia
cae fina, grácil, leve;
sobre el campo cae angustia:
llueve.
Y pues solo en amplia pieza
yazgo en cama, yazgo enfermo,
para espantar la tristeza,
duermo.
Pero el agua ha lloriqueado
junto a mi, cansada, leve;
despierto sobresaltado;
llueve.
Entonces, muerto de angustia,
ante el panorama inmenso,
mientras cae el agua mustia,
pienso.
Pocos poemas me han llegado tan hondo como expresión de soledad, tristeza y desesperanza, como éste escrito desde una cama de hospital por Carlos Pezoa Véliz, quien permaneció largas temporadas internado en diversos hospitales a consecuencia de las lesiones sufridas tras el terremoto de 1906 y la tuberculosis que terminó costándole la vida y cortándole su promisoria carrera literaria.Carlos Pezoa Véliz (1879-1908) fue un importante poeta chileno de principios del siglo XX, cuya precoz muerte, ocurrida a los 29 años debido a la tuberculosis, le impidió acaso alcanzar un lugar más destacado en la historia literaria de nuestro pais. Nacido en un hogar humilde en Santiago el 21 de julio de 1879, recibió una escasa educación. En 1893 fue alumno del Liceo San Agustín. Posteriormente, estuvo matriculado en el Instituto Superior de Comercio, que debió abandonar en 1898 para enrolarse en la Guardia Nacional, con ocasión de los conflictos limítrofes con Argentina. Por ello se le considera un escritor eminentemente autodidacta, pues adquirió por esfuerzo propio el manejo del lenguaje, que haría de él un joven poeta destacado .Sus primeras composiciones datan de 1900, imponiéndose por un lenguaje claro y sencillo, y por la temática de expresa intención social. En 1902 se trasladó a Valparaiso, donde escribió en el diario La Voz del Pueblo, y luego en La Comedia Humana, de Viña del Mar. En el bohemio local El Ateneo de Santiago, en 1904, Pezoa comenzó a recibir sus primeros elogios por su poesia. Sin embargo, su buena estrella duraría poco más.
El terremoto del 16 de agosto de 1906 sorprendió a Pezoa Véliz en la pensión en que vivía en Viña del Mar, y el derrumbe del edificio lo dejó atrapado y malherido. Después de largos tratamientos y una penosa convalecencia, con estadías en el Hospital Alemán de Valparaíso y en las cercanías de San Felipe, debió someterse a operaciones en Valparaíso y luego en Santiago, en el Hospital San Vicente de Paul.
Fue en este último recinto hospitalario donde se descubrió que estaba gravemente enfermo de tuberculosis. Pese a los tratamientos costeados en parte por su amigos periodistas y escritores del Ateneo, falleció de esta enfermedad el 21 de abril de 1908, cuando aún no cumplía 30 años de edad. Sólo gracias a su amigo el periodista Ernesto Montenegro, fue que se reunieron y publicaron por primera vez sus poemas en un libro titulado Alma Chilena, en 1911. A este primer esfuerzo, se han sumado otros, logrando reunir no solamente su producción poética, sino también sus cuentos y artículos: Las Campanas de Oro (1920), Poesías, Cuentos y Artículos (1927), y Antología de Carlos Pezoa Véliz (1957).
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